Muchos dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, podríamos cambiar la frase por “detrás de una ciudad como Pereira hay un gran número de mujeres Ahh!!! Y unas grandes mujeres que trabajan, piensan, planean, proponen y ejecutan ideas que las hacen ser y sentirse útiles, auténticas y pertenecer a un polémico fenómeno de los últimos cien años: La liberación femenina.
Vamos a explorar esa influencia en varios momentos de nuestra historia:
Primer momento: Fundación y Colonización (1863 – 1920)
Con la fundación de Pereira y la colonización que por este tiempo se daba en Antioquia y Cauca, el agotamiento de las minas y la oportunidad de ocupar tierras baldías en esta región Caucana, se dio una migración a finales del siglo XIX. desde toda Colombia, de allí surgió la tan conocida frase: “Así no vamos a llegar a ningún Pereira”.
Antioqueños, caucanos y cundiboyacenses confluían a esta tierra para apoderarse de lotes en los que con animales y algunos cultivos confirmaban su posesión para vivir. En este estilo de vida la mujer empezaba a ser líder, ya que cuidaba de los quehaceres, sembraba y alimentaba a los animales, haciéndose necesaria para toda familia. O bien, con su marido muerto en la guerra o en los fenómenos de violencia, se desplazaba a Pereira buscando otra oportunidad en la vida.
La guerra de los 1000 días y la violencia trajo como consecuencia la muerte de un gran número de hombres, lo que desencadenó aún más la presencia de la mujer en las diferentes labores, en los negocios y en la propiedad de terrenos. Se destacaron en esta época matronas como Margarita Marulanda, Genoveva Marulanda, Liz Mazuera y Rita Alvarez del Pino, mujeres influyentes que dejaron huella por su liderazgo y emprendimiento en la ciudad. Pereira se convertía entonces en zona de refugio para una cantidad considerable de inmigrantes.
Segundo momento: Primera Industrialización (1930 – 1950)
En esta época, la ciudad se empieza a industrializar con la llegada de empresas como Jabón La Flor y Gaseosas Glacial, las cuales empleaban a un gran número de mujeres. Después del incendio de Manizales y la suspensión del cable Mariquita – Herveo (80 km) en 1930, los importadores, los grandes almacenes de abarrotes, el capital y, por lo tanto el empleo se localiza en Pereira que contó además con la creación de una importante feria. La mas memorable, la del año 1936, contó con un comercial de cine que se distribuyó en todas las salas de cine de Colombia. Este material filmográfico hace parte del Archivo Nacional y fue presentado en la inauguración del teatro Don Juan Maria Marulanda, del Museo de Arte de Pereira.
En este segundo momento, marcado por el florecimiento comercial e industrial, las mujeres son parte fundamental de su apogeo. Pero aquí, la mujer trabajadora, debe destacarse porque nos debemos situar en una sociedad donde las mujeres no tenían derechos políticos, pocas eran llevadas a las aulas de clase, sin embargo, el acceso al trabajo va a producir un efecto sobre la familia y sobre su mayor capacidad económica, que le llevará a una condición liberadora.
En este periodo, queremos destacar las figuras de grandes damas como Inés Rendón, Blanca Mejia de Jaramillo, Doña Claudina Martínez de Valencia, Las hermanas Marin (Isabel, Laura, Berta, Lucrecia, Emilia, Berenice, Lila), Las Marimonas (Tulia, Anita, Libia) y de una nutrida colonia sirio-libanesa-palestina que ha hecho importantes aportes al comercio y la industria local las Chujfi, Kafruni, Iza, Gandur.
Tercer Momento: Segunda industrialización (1950-1970)
Por la localización de Pereira como Centro de Centros, llegaron multinacionales como Paños Omnes, La Rosa, Coats Cadena, Kimberly Clark, Papeles Nacionales, estas dos últimas producían el 40% del papel higiénico colombiano y las industrias manufactureras que fueron la enseña y el barco insignia de nuestra pujanza y emprendimiento, Confecciones Valher, Camisas Jarcano, Camisas Don Felix, Industrias Roma, Industrias Camelia, Camisas Aladino y Bicicletas El Balín, entre otras, que se convirtieron en grandes generadores de empleo femenino.
Además, el café tomó su papel como generador de empleo, en donde una vez más la mujer constituía una pieza clave a la hora de la recolección y proceso del producto. En este período se destacaron personajes como Rafael Mejía quien se convirtió en uno de los principales cafeteros de la época.
Mujeres como Gilma Gómez de Marulanda, Aleyda Mejía, Blanquita Jaramillo Mejia, Lucía Marulanda, Luz Sierra, Inés Saad, Camila - Maruja y Ligia Ormaza, Servia – Lucía y Elvira Cortez, entre muchas otras, se destacaron en este período por su marcada influencia en los proyectos de la ciudad, Hospital, Aeropuerto, Villa Olímpica, creación del departamento.
En este período se destacan Eucaris Jaramillo de Uribe quien convocó un comité femenino en la fundación de Risaralda, así mismo Gabriela Zuleta Álvarez, una profesional química y bacterióloga quién se convirtió en uno de las mas aguerridos congresistas para el logro de la independencia de Risaralda.
La mujer en este periodo se consolida como base de la economía manufacturera y cafetera y le imprime un sello a nuestra ciudad, a nuestra condición de hijos de mujeres con una mente liberada y liberadora, independientes, tolerantes, abiertas a los cambios. Y con un marcado liderazgo y visión de futuro.
Cuarto momento: Las grandes superficies
La aparición de las grandes superficies es una muestra de nuestra posición de Centro de Centros, de tener una población de 2.5 millones de habitantes en menos de 50 kilómetros a la redonda.
El fenómeno de las grandes superficies, en EEUU y Europa se inició en los años 50 del siglo pasado, hoy en día, especialmente en la UE la reglamentación para establecer una tienda de estas en una localidad son muy complejas, pues esta visto que produce efectos negativos en la economía local. De cada $100 de ventas cuyos fondos provienen de la localidad, se pagan a proveedores que en más del 80% están por fuera. El efecto, nos convierte en exportadores (a otras regiones) de capital.
Pero el tema que nos ocupa es cómo los almacenes de grandes superficies ocupan de manera mayoritaria mujeres, al igual que el comercio, con lo cual se consolida una tendencia de la ciudad como gran centro comercial.
Nuevamente la mujer, también en este periodo, es la base del crecimiento del sector. En la medida que mantenga su posición de trabajadora, se libera y de allí se desprende una condición liberadora.
El 95% de las empresas de la ciudad son pequeñas y medianas empresas y la mayoría de ellas no tiene una duración superior a dos años, de acuerdo con los datos del Censo Dane 2005. Estamos frente a una sociedad emprendedora, y de esas iniciativas la mayoría de ellas son de mujeres, en la confección, en artesanías, en alimentos.
En suma, quiero destacar el papel preponderante de la mujer pereirana a lo largo de su historia. Esta es una sociedad donde la mujer ha sido el motor de su economía, la inspiradora de sus grandes obras, el altar de sus devociones.
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