La sentencia latina “que ganen los mejores” así como aquella afirmación de Darwin sobre la prevalencia de los mejores ejemplares en el camino de la evolución; resultan hoy rebatidas
La antropología moderna[1] ha descubierto que la sola competencia no explica completamente la evolución. A guisa de ejemplo, se cita la colaboración entre las garzas y los vacunos o las investigaciones en primates donde la superioridad de un solo ejemplar es imposible sobre la manada. El primate dominante realiza pactos con otros ejemplares para vencer o aun asesinar a sus competidores. En síntesis es necesario más que competencia, cooperación y es lo que se ha dado en llamar coo - petencia (cooperación & competencia).
Peter Druker en su libro la sociedad Pos-Capitalista[2] da cuenta sobre la vitalidad de la sociedad norteamericana señalando que por lo menos 100 de los 280 millones de ciudadanos de EEUU, trabajan un promedio de 3 horas a la semana en pro de las instituciones sin ánimo de lucro.
Conocí la experiencia de un amigo que en sus años juveniles vivió en Nueva York en un barrio pobre y uno de sus maestros era un Judío PhD en Economía, este hombre tomaba más de dos horas en viajar de su casa a la escuela para dictar clases sin paga. Algún día, le preguntó mi amigo, por qué hacia ese esfuerzo, a lo que respondió: “como inmigrante he tenido la oportunidad de realizarme como persona, le debo a la sociedad mucho más de los impuestos que pago”.
La Revolución Francesa le dio al mundo una nueva visión, ha iluminado los últimos dos siglos, proclamó Igualdad – Fraternidad – Solidaridad, elevó el racionalismo como actividad privilegiada de la sociedad, creó L´ecole, donde nacieron todas las instituciones educativas que llamamos modernas, la escuela, el colegio, la universidad democrática.
La pregunta es, ¿Nuestro sistema educativo, de origen francés, ha logrado formar valores como el trabajo en equipo, necesario para obtener el éxito hoy? Aunque la respuesta puede ser parcialmente cierta, en el caso pereirano, somos definitivamente individualistas y hoy, muy poco solidarios.
Pero, ¿Nos enseñaron a trabajar en grupo? . Competimos por la nota, no por el conocimiento, le ganamos al otro no a nosotros mismos.
En la contemporaneidad, la necesidad de trabajar en grupo, de escuchar, de respetar al otro (alteridad) son elementos indispensables para el trabajo.
En EEUU, Europa y Japón en los años cincuenta, se formaron agrupaciones de competidores que formaron “Cluster” industriales. Las fábricas de automóviles japonesas se unieron para investigar, desarrollar el talento humano, hacer grupos de presión legislativa, atacar nuevos mercados, en fin, los más agresivos competidores en el mercado, resultaron los más amigables socios en lo pre-competitivo.
El presente siglo estará acompañado de avances muchas veces más importantes que el anterior, porque la humanidad ha descubierto que puede trabajar en equipos y que 1+1 es mayor que 2. Como ejemplo citemos el sistema operativo Linux, desarrollado por un joven finlandés, Linux Torvald, de 23 años, como trabajo de grado y publicado en internet para que fuera copiado o enriquecido.
Hoy es uno de los sistemas operativos más difundidos, es gratuito y sus ventajas se multiplican día a día de manera exponencial, aquí estamos ante la colaboración no entre personas que frente a frente hacen esa tarea, estamos ante la posibilidad de trabajar entre un diseñador de la india, con otro chino, otro finlandés y otro... pereirano?
¿Qué deberíamos enseñarle a los jóvenes o aun nosotros aprender para entender la sinergia del trabajo en equipo?
Algunas cosas se ensayan. El juego de frisbee es un buen ejemplo. Para jugar agradablemente, es necesario lanzar el disco tan bien como quisiera recibirlo, también la música o los coros son ejemplos.
Veinticinco siglos después de la sentencia “que gane el mejor” busquemos fomentar la competencia, tal vez saltar el lazo, cantar en coro, formar un grupo de música[3], jugar el frisbee o chatear nos ayude. Y sin duda, asumir responsabilidades cívicas, construir la pluralidad es nuestra tarea.
[1] El psicólogo Nicholas Humphrey y el biólogo Richard Alexander han sugerido que una de las razones por las cuales el cerebro humano se desarrolló con tanta celeridad, fue la necesidad de cooperar. En unos 5 millones de años, desde que la rama genealógica se separo del chimpancé, el cerebro ha aumentado su tamaño en mas de tres veces. Alexander, Richard D. How did humans evolve? Ann Airbor: Museum of Zoologi, University of Michigan, 1990
[2] Drucker Peter. La Sociedad Post Capitalista. Grupo editorial Norma, 1995: 191
[3] “En la música jazz la individualidad y lo colectivo, tiene tanta fuerza lo uno como lo otro. Surge como fusión de la música europea y africana en Nueva Orleans influida por la cultura francesa dentro de una población negra libre.” Benedect, Ernest. Jazz. Fondo de cultura económica, 1997
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